Bad day [ Libre ]

Por la mañana se levantó de un salto sin necesidad de que su madre le gritase un piso más abajo o sin que finalmente esta tuviese que subir los escalones para ir a arrastrarlo fuera de la cama tirándolo de la oreja en persona, haciendo retumbar el suelo como si se tratase de un completo ejército de enanos (terminología friki: léase Tolkien, Margaret Weis y Tracy Hickman o similares), tal y como acostumbraba a hacer. No, se puso en pie sin necesidad de cualquiera de esas costumbres y a una hora bastante temprana, al menos teniendo en cuenta sus habituales hábitos (valga la redundancia) o el huso horario de otras zonas del planeta.
De hecho, se levantó a una hora tan inesperada para tratarse de él que pilló por sorpresa no sólo a su madre, sino también a su gata, Xena, que aquel día no pudo anticiparse a los movimientos de Dave para robarle el bacon que solía no-tomar en el desayuno, gracias a su querida mascota felina. En fin, no sabía por qué era; si por haber conocido el día anterior a un joven ciego del que se había hecho inmediatamente amigo (al menos en lo que a él respectaba) (no es que no estuviese acostumbrado a hacer amigos, pero no siempre los demás tenían los mismas buenas intenciones que él), si porque su guerrero en el WoW había aumentado de nivel y había ganado una espada mágica, o simplemente porque estaba de vacaciones; pero el caso es que se sentía completamente feliz, incluso para ser él. Sí, sin duda, aquel era un maravilloso día.

Después de satisfacer su hambriento estómago con bacon y huevo, se vistió con lo primero que encontró y salió a la calle, sin ningún plan especial. No llevaba paraguas, se había acostumbrado y prefería los abrigos impermeables, chubasqueros y similares. Aunque no eran demasiado su estilo (y tampoco es que él tuviese un estilo definido ni fuese un seguidor de la moda internacional), al menos se aseguraba de no perder nada. No sería la primera vez que olvidaba un paraguas en el asiento del autobús o en un paragüero de una tienda. Sí, lo olvidaba incluso teniendo la constante y molesta lluvia sobre su cabeza para recordárselo.
Al pasar por una calle, al lado de un escaparate del Bronx, vio venir a un coche a gran velocidad. Sus inmejorables reflejos (inmejorables cuando a ellos les daban la gana), desarrollados a base de práctica y práctica vigilando por dónde venían los zombies en sus videojuegos preferidos, calculó con buenos resultados la distancia a la que estaba el coche, la velocidad a la que se movía y el punto donde había un enorme charco de agua entre el vehículo y la acera; pudiendo así dar un brinco hacia atrás y esquivar con éxito la oleada de agua que salió disparada cuando las ruedas pasaron sobre dicho charco. Sin embargo, no tan buena suerte tuvo una chica que había cerca de él y que había estado distraída mirando el escaparate. Dave vio cómo se calaba por completo y su rostro se crispaba asumiendo una expresión peculiarmente similar a la de un troll de las cavernas por la rabia. Compasivo, esbozó su mejor sonrisa, aunque de modo que no pudiese parecer que se reía de ella, y se acercó a la joven.

-Qué putada, ¿eh?-comentó amablemente.- A todos nos ha pasado alguna vez. Cuando hayas pasado cientos de veces por la misma situación, como me ha ocurrido a mí, conseguirás esquivarlo de manera prácticamente automática.

-Uy que putada ¿eh? Hay que joderse.-comentó con un bufido mientras se acercaba a él. Dave ensanchó su sonrisa y asintió con un cabeceo firme, feliz de iniciar conversación con la joven y sentirse, o eso creía, comprendido. Ahora que ella se había acercado a él, pudo contemplarla en todo su esplendor. Sus ojos eran de un tono grisáceo con aquella luz, y su cabello trenzado tenía una tonalidad berenjena que le fascinó. Con todo, el aspecto de aquella chica era cualquier cosa menos normal, y a Dave le encantaba todo aquello que fuese diferente a lo habitual.-¿Qué? No te puedes quedar calladito…, me ves con cara de querer que alguien me diga eso. Si te ha faltado darme unas palmaditas y todo.-espetó. En aquel momento Dave calló en la cuenta de que su expresión cabreada a más no poder, no estuviese siendo solo dirigida a que se hubiese calado de arriba abajo, siendo también a él. La joven golpeó a Dave en los hombros, haciendo que retrocediese un par de pasos.-Uy que mala cosa has hecho con hablarme chaval.-dijo casi riendo. Dave miró a uno y otro lado sin saber cómo reaccionar. Después volvió la cabeza al frente y parpadeó, sin saber qué decir. No podía cabrearse con ella; siempre le había costado hacerlo y, además, podía comprender que quisiese desahogarse.
-Corre o dime que sabes pelear porque… chico. Si no vas a tener un mal día.-le avisó con una mirada maligna. David la contempló con los ojos muy abiertos un instante y después soltó una risa nerviosa, llevándose una mano a la nuca como solía hacer cuando no sabía reaccionar ante una situación. Al ver la expresión furibunda de la chica estiró los dos brazos frente a él, agitando las manos en actitud pacífica.
-Eh, eh. Relax. Vamos, ¿no te parece que se te está yendo esto de las manos?-sonrió,haciendo una pausa.- A propósito, me llamo Dave.

Sin dirigirle ni una sola respuesta salvo poner los ojos en blanco con desagrado, aquella chica pasó por su lado con intención de seguir avanzando por la calle, empujándolo con una fuerza que sorprendió a Dave. Probablemente se hubiese golpeado contra la pared si no hubiese sido de rápidos reflejos de nuevo al apalancar un pie hacia atrás con firmeza para frenar el impulso del empujón (táctica que en uno de sus videojuegos favoritos para la PS había sido la primera en aprender: equis, círculo, cuadrado).

-¡Qué coñazo de gente!-gruñó la chica sin dirigirle una segunda mirada.

David la contempló con los ojos bastante abiertos por la sorpresa, viendo cómo no iba muy lejos, sino que se guarescía bajo una cornisa mientras se encendía un cigarro -sí, tenía buena vista pese a pasarse las horas muertas delante de la televisión y el ordenador-; sintiendo con sorpresa cómo una leve, por ahora, e incómoda a partes iguales, sensación de ira le invadía por dentro cual un fuego abrasador. Dave no estaba acostumbrado a sentirla, quizá por eso le resultaba tan desagradable; pero no podía evitar, como sería lógico, que la actitud de aquella mujer le... disgustase. Avanzó hasta ella, con cierta inseguridad (todo hay que decirlo) y se cruzó de brazos en frente suyo.

-Eh, ¿pero a ti qué te pasa?-le pareció una pregunta muy pobre, y de la que ella seguramente se burlaría. Pensó en añadir algo más para mejorarlo.- Deberías ser más agradecida, ¿sabes?, con la gente que se muestra amable por ahí, ya que no abunda ese tipo de personas, en vez de comportarte como si tuvieses un palo metido en el culo.-añadió frunciendo el ceño. Quería parecer más enfadado de lo que estaba, y creyó que el efecto le había quedado más o menos logrado. Hablar mal solía colaborar para eso.
En realidad, Dave intentaba ser comprensivo. Sin embargo, él siempre solía mostrarse simpático y agradable con el resto de personas, y al menos exigía que los demás hiciesen lo mismo con él. ¿Era mucho pedir?

Viéndole el careto enfrente suya puso los ojos en blanco “es imbécil” -Eh, ¿pero a ti qué te pasa?-le miró, ¿necesitaba alguna razón de su interés?-Deberías ser más agradecida, ¿sabes?, con la gente que se muestra amable por ahí, ya que no abunda ese tipo de personas, en vez de comportarte como si tuvieses un palo metido en el culo-rompió a reír le cogió del cuello pegándole contra la pared en la que ella estaba apoyada antes. En el sur de Bronx la gente pasaba de las movidas ajenas lo tenía fácil.

-Como no corriste ya veo lo que buscas pequeño-le soltó crujiendo sus nudillos, aquel chaval era o masoquista o imbécil integral.-A ver si con esto te espabilas y ves que hay gente que a veces le importa un bledo la jodida buena voluntad. Además el que avisa no es traidor-y ella ya le había advertido varias veces, sonrió socarrona.
Le empujó para no tenerlo acorralado, no le gustaba pegar a alguien que va desventajado y por sus pintas el estaba muy desventajado con respecto a ella. Coco no era de las que se ven seducidas por la buena voluntad de las personas es más las detesta. Por querer acabar cuanto antes le asestó un buen derechazo en su mejilla.-¿Lo coges ya? Cuando te dan dos opciones, solo hay dos-le miró.

“¿Va a ser capaz de cogerlo ahora o es que es lerdo el pobre niño?”
Sí estaba bastante irritada, pero cuando uno tiene un mal día hace todo lo posible para rematarlo.-Tienes un problema haz que te lo miren. No le puedes caer bien a todo el mundo-sentenció volviendo a poner el cigarro en sus labios. Tendría que visitar a Yemelyan para que le diese algo.

(*)Te dije que tenía que haberse ido ú_ù