Encuentro en Manhattan

Dave caminaba, sin ningún tipo de compañía aparte de su buen humor, por las calles de Manhattan. Él vivía en Brooklyn, pero le gustaba ir a diario a esta pequeña isla de Nueva York, donde podías encontrar las mejores, en su opinión, tiendas, comercios y zonas de ocio de la ciudad.
Precisamente ese día había comprado una nueva adquisición: el último cómic que habían sacado de una de sus sagas favoritas de ciencia-ficción, la cual transcurría en diferentes planetas y su protagonista, Estela, era una atractiva y valiente joven, de la cual se sentía ligera y ridículamente enamorado, aunque no quisiese admitirlo.
Llevaba el comic en una bolsa de plástico, la cual se había asegurado de cerrar bien para evitar que la más mínima gota de agua entrase dentro y pudiese estropear su reciente compra.
Con la capucha del oscuro chubasquero echada sobre la cabeza, y su rostro y algunos mechones de pelo empapados y goteando pequeñas gotas de lluvia, Dave paseaba alegremente por Rockefeller Center.

"¿Quien me mandara a mi salir a caminar por la ciudad? Elliott, vamos a ver. Bueno no. Elliott... ¿Como se te ocurre salir en una ciudad que no conoces, y mas tu solo?" Llevaba unas gafas de sol oscuras, lo suficientemente grandes como para cubrir por completo mis ojos y el incomodo bastón que se desplazaba de un lado al otro incesantemente. "Golpe. Golpe. Golpe. Palo..." Casi chocaba contra una farola. Aun no terminaba de acostumbrarme a eso, y mis padres no eran lo suficientemente ricos como para comprarme un perro lazarillo... En fin, tendría que acostumbrarme. Seguí caminando, sintiendo como el bastón chocaba contra el suelo. La lluvia caía como siempre sobre mi, y hoy me dio por salir sin la capucha y sin paraguas. La verdad, mas tonto que yo no hay nadie. Tenia los mechones de pelo pegados a mi rostro...

Hace unos instantes pregunte a alguien para saber donde estaba, y según me dijo estaba en Rockefeller Center. Había leído sobre eso antes de mudarnos, parecía un sitio divertido. Con el sonido de la lluvia escuchaba un poco del sonido de la gente, sus palabras y pisadas sobre los charcos. Solo quería llegar a algún sitio cubierto y secarme un poco. Algo imposible. Seguí caminando hasta sentir en mis pies el cambio en el aspecto del suelo. De liso a pequeñas punzadas. Estaba en un cruce. Comencé a estirar la mano sin sentido, buscando el poste del semáforo, esperando que hubiera un botón o algo para poder parar el trafico y poder cruzar, pero no hubo resultado. O estaba en el sitio equivocado, o me había confundido, como siempre... Agite un poco mas el brazo, y, sin querer golpee a alguien. Reaccione rápidamente escondiendo el brazo y agachando la cabeza en alguna dirección.-¡Lo siento!- Dije nervioso. Esperaba que no se enfadara conmigo...Esto de no ver quien era empezaba a molestarme...

Dave siguió caminando, distraído como él era, pensando en sus cosas. En aquel momento, un ruidito que provenía del interior de su bolsillo captó su atención. Se trataba de su móvil, pero no emitía el habitual pitido. El sonido del disparo de un láser como los de La Guerra de las Galaxias le indicaba que acababa de recibir un nuevo mensaje. Dave embutió la mano en el bolsillo delantero de sus vaqueros, intentando agarrar su móvil entre un mar de llaves, caramelos y más tonterías. Cuando, finalmente pudo abrir su móvil descubrió que el mensaje era de Rachel, su hermana. Dave lo leyó mientras seguía caminando; puesto que todo ser humano, al alcanzar la madurez (y no tanta madurez) olvida la útil norma que le enseñan sus padres de pequeño: no andar sin mirar hacia delante. En el mensaje, Rachel le decía que podría ir a visitarlos el mes que viene, entre alguna que otra anécdota más.
Fue en aquel momento, cuando Dave se iba a detener enfrente de un cruce, cuando un brazo desconocido le regaló un manotazo en la zona baja del cuello y el hombro.

-¡Eh!-exclamó, más por la sorpresa que por dolor o estar enfadado.

-¡Lo siento!-se disculpó una voz masculina y joven. El golpe lo obligó a alzar la mirada y apartarla de la pantalla de su móvil.
Frente a él se encontraba un joven, aunque probablemente mayor que él. Por un instante, Dave pensó que a ese tío se le había ido la olla por completo, ya que llevaba gafas de sol pese a la lluvia y la capa de nubes en el cielo. Un segundo después se dio cuenta de su estupidez al ver su bastón, y comprendió el golpe que, sin pretenderlo, le había dado.

-No te preocupes, tío.-le dijo de manera agradable. Luego, sintiéndose en un compromiso al estar enfrente de una persona ciega (la gente ciega siempre le había transmitido una profunda pena, ya que se perdían una enorme cantidad de cosas que a él le encantaban), le ofreció su ayuda.- ¿Necesitas ayuda?

"Ya la has liado Elliott... Eso te pasa por hacer el imbécil y no ir dando golpecitos con el dichoso bastón" Retrocedí un par de pasos intentando no volver a chocar con nadie a mi espalda. Intente dirigir la mirada hacia la voz que me hablaba. Claramente era un hombre, joven por el tono, o eso creía, o por lo menos esperaba que fuese así. Me aparte algunos de los mechones empapados de agua del rostro, intentando pasarlos de algún modo detrás de mi oreja, sin mucho resultado. Extendiendo de nuevo el bastón hasta tocar el suelo, escuche el ofrecimiento del chico. Nunca me gustaban este tipo de situaciones... Miedo, vergüenza, no saber que hacer... Se me juntaba todo. Me mordí el labio por dentro y asentí levemente. La verdad es que si necesitaba ayuda, demasiada... -Yo...Yo necesito un paraguas...- "En realidad queria volver a casa, pero ya que estaba, mejor comprar algo antes, ya les llamaria." Dije algo mas que nervioso, riendo como un idiota al pensar como me vería totalmente empapado.- No conozco esta ciudad y bueno... voy algo...mmmm... perdido.- Agache el rostro y volví a alzarlo hacia donde creía que estaría la persona con la que hablaba. Solo esperaba que no haya desaparecido por mi estupidez y encontrarme allí hablando yo solo...

El muchacho no contestó enseguida. Se mostró dubitativo mientras se apartaba los cabellos empapados del rostro con nerviosismo y giraba la cabeza intentando dirigirla en la dirección de Dave. Tras un breve instante de gestos similares y actuar con... ¿timidez?, aceptó la oferta de David asintiendo casi imperceptiblemente.

-Yo...Yo necesito un paraguas...-dijo, con una risa nerviosa y algo temblorosa.- No conozco esta ciudad y bueno... voy algo...mmmm... perdido.

De nuevo Dave vio cómo el chico volvía a mover la cabeza como buscándole. Extendió el brazo y lo apoyó en el hombro de él para que supiese dónde estaba.

-¡Claro! Te ofrecería mi paraguas, pero no llevo. Vamos, te llevaré hasta una tienda aquí cerca. Si no conoces la ciudad, has topado con la persona ideal para guiarte.-dijo con una risa. Aquello tampoco era del todo cierto, Dave era sumamente despistado e incluso era capaz de perderse en su ciudad natal, pero quería animar al chico.
Comenzaron a caminar, Dave agarrando ligeramente al otro para guiarlo.

-Por cierto, me llamo David, David Gray, pero todos me llaman Dave. ¿De dónde eres?

Sentí en seguida como su mano se posaba sobre mi hombro. Puse la mía sobre su antebrazo y dirigí la mirada hacia donde el estaba. Sonreí ante su respuesta y su oferta para acompañarme.-Gracias- Se lo agradecí agachando un poco la mirada. Comenzamos a caminar en una dirección. El joven me guiaba, agarrándome con cuidado. Si eso hubiera sido antes de que comenzara toda esta lluvia interminable, no aguantaría que otra persona me tocara. Mi brazo estaría como muerto a mi lado, como si aquella extremidad no fuese mía. Sin embargo, después de tener que acostumbrarme a que cada día cayera agua sobre mi cuerpo cada día a cada hora, ya no me importaba que cualquiera me tocase...

-Elliott Evans.- Conteste con una media sonrisa.-Encantado Dave.- Mi sonrisa se ensancho un poco mas. -Soy de Texas. He venido a vivir aquí hace poco. De ahí a que vaya tan perdido...Tu seguro que has vivido aquí siempre. ¿Verdad?.- Dije con naturalidad. algo extraño en mi. Al principio me asustaba saber que tipo de gente me encontraría en esta ciudad, pero Dave parece una buena persona, así que no tendría que preocuparme por nada...

Mientras caminábamos escuche entre el sonido de la lluvia como una bolsa se arrugaba bajo su abrigo.-Oh!-Exclame.-Acabas de comprar. No...No tienes por que acompañarme si vas con bolsas, no quiero estropearte nada.-Dije, algo avergonzado...

-¡Texas!-exclamó Dave con entusiasmo y una amplia sonrisa.-Nunca he estado allí. ¿Cómo era el lugar donde vivías?-preguntó con curiosidad. Sonrió divertido ante la escena, daba la sensación de que ambos estaban en el instituto, y que David era el típico curioso alumno que se acercaba al nuevo de la clase para hacerle preguntas estúpidas o incluso molestarle (no intencionadamente, por supuesto). Con este nuevo pensamiento, le dirigió una furtiva mirada; pero aunque Elliott parecía ser algo tímido, no daba la sensación de que le incomodase su presencia.

-En realidad, sí.-respondió David al comentario del otro, con menor entusiasmo esta vez.-De hecho, no he viajado mucho. –“Todavía”, pensó interiormente.- Aunque bueno,-siguió adoptando un tono más optimista.-no me quejo. Al fin y al cabo, se supone que si ocurre algo guay de verdad, como una invasión extraterrestre o algo así, pasará en Nueva York, ¿no? –rió brevemente.- Al menos así parece ser en las películas.

Siguieron caminando, a un ritmo no muy rápido para facilitarle las cosas a Elliott. Más de una vez, Dave echaba alguna mirada ansiosa al pasar enfrente de alguna de sus tiendas preferidas; ya fuese el sitio habitual donde compraba cómics y libros de los que le gustaban a él (el dependiente y dueño del comercio y él ya eran amigos), una tienda donde vendían buena música a un precio más barato que en otras partes, y cosas así. David las contemplaba con anhelo unos segundos, después sonreía, y seguía guiando a Elliott por la calle.

En un momento dado, la bolsa con el cómic recién comprado por Dave crujió bajo su abrigo, y Elliott pareció escucharlo.

-¡Oh! Acabas de comprar. No… No tienes por qué acompañarme si vas con bolsas, no quiero estropearte nada.-comentó algo apurado
.
Dave lo miró y sonrió. Le caía bien aquel chico, se veía que además era buena gente.

-Descuida, creo que mi cómic sobrevivirá.-bromeó.- En cualquier caso, cuando llegue a casa acabará mucho peor, lleno de migajas de patatas o manchas de refresco por todas partes. Así que no importa que se moje, a no ser que puedas hacer algo así como un hechizo para detener la lluvia.-dijo con una ancha sonrisa, bromeando, y, por supuesto, sin saber lo cerca que estaba de la realidad.

En aquel momento alzó la mirada para descubrir que tenían a unos pocos metros la tienda a donde quería llevar a Elliott para comprar su paraguas.

-Hemos llegado.